Me encantan las tradiciones catalanas, en especial las que coinciden con fiestas americanas que cada vez cobran una mayor importancia en nuestro país. Por eso, me encanta reivindicar la Castañada y olvidar un poco el barullo de estos días en los que Halloween nos sale hasta por las orejas. Me pasa igual en Navidad con las tradiciones del norte que nos traen a Papa Noel, cuando por aquí celebramos una tradición más entrañable como es la del Tió.
En Catalunya, la noche del 31 de octubre, se celebra la noche de todos los santos con la “castañada”. Para los curiosos os soltaré un rollo que acabo de leer sobre el origen de la tradición.
En
Al ser la castaña el fruto mas abundante del otoño, se recuperaban del cansancio con castañas y pequeños tragos de vino blanco, para hacerlas más pasaderas. Como el número de campanarios era muy elevado en aquellos tiempos y al campanero se iban añadiendo las personas y familiares más allegados, en un afán de querer compartir con él sus penas y también sus gozos, finalmente todos acababan comiendo castañas y bebiendo vino.
Mas adelante, en los pueblos, por la tarde todos los hombres se dedicaban a recoger castañas, boniatos y leña, las mujeres hacian pastelitos parecidos a los actuales “panellets” (unos pastelitos hechos a base de almendra molida y azucarada) y al llegar la noche se reunían todos alrededor del fuego comiéndose las castañas y los boniatos asados a la leña y los pastelitos que habían traído las mujeres y así celebraban el final de la recolecta y rezaban por los difuntos.
También existía la tradición de que los niños tenían que dejar castañas escondidas en algún rincón de la casa para que, por la noche, las almas de los que faltaban vinieran a recogerlas y se las cambiaran por “panellets” o membrillo (dependiendo de la zona).
A finales del siglo XVIII la costumbre se había extendido de tal manera que la castaña pasa a ser un elemento de comercio y entonces hace su aparición la figura de las castañeras, mujeres que asan las castañas al fuego y las venden en puestos callejeros.
Es verdad lo que dices..cada vez mas perdemos nuestras tradiciones y raices.
ResponderEliminarEn Toledo es tipo comer un dulce en los santos que se llama puches(a mi no me gusta) pero si no lo hay en una casa es como que falta algo,ademas tambien tenemos los huesos de santo que estan riquisimos.
Lo que pones tiene una pinta!!! y con el hambre que tengo yo siempre!!
Un besito y suerte en tu nueva andadura.
Laura